Silénciate
Todo el día corriendo como un pollo sin cabeza, ocupada en mil historias que justifican tu estrés, la mala vida que llevas y lo poco que te cuidas.
Te gustaría ser feliz y estar fuerte pero eso no se puede alcanzar sin serenidad. Pierdes la calma en cuanto las circunstancias se vuelven mínimamente complicadas, crees q si tienes problemas es imposible estar tranquila. Te pones de mal humor haciendo cola en el supermercado, en un atasco o si un semáforo tarda en ponerse en verd